Ni olvido ni perdón

15 años. 


15 años de aquella fatídica mañana que sacudió la historia de España.

5478 días de aquella maldita pregunta que le realicé a mi padre en esa fría mañana mientras me acompañaba a la escuela. "¿Por qué hay tantas ambulancias en la televisión?" pregunté, a lo que me respondió con una breve respuesta: "un choque de trenes".
Nadie sabía lo que pasaba, tampoco se sabe ahora.
No es un día para reprochar, culpar o señalar. Todos sabemos quiénes fueron los culpables. Los resultados nunca los olvidaremos, aunque el perdón de los autores está perdido aún esperamos el de los responsables.
Es un día para recordar a 193 personas que esta noche no están en sus casas, para acordarse de las miles de personas que llenaron hospitales para donar sangre, de los miles de heridos que nunca se les olvidará aquel viaje en Cercanías, para no olvidar a todos los voluntarios anónimos que ayudaron a familiares y afectados; aquellos taxistas que pararon la carrera para recorrer las tristes calles de la capital, no podemos dejar a un lado la labor del personal sanitario, bomberos y policía que aquella mañana no creían lo que estaban atendiendo. No debemos olvidar al GEO que murió en acto de servicio, cuya labor era acabar con el atrincheramiento de la célula yihadista que hizo saltar por los aires a estudiantes, trabajadores y cualquier persona cercana a esos trenes.

Transcurridos 15 años de aquella masacre en nuestra memoria aún nos acordamos de los días posteriores, del cambio político y social que originó este atentado, del miedo que no se nos debió meter en nuestros cuerpos.

Hoy, 11 de marzo, día europeo de las víctimas del terrorismo, no debemos olvidar a los que no están por culpa de la sinrazón de los locos que se amparan en una religión o ideología para sembrar el terror en la vida cotidiana. Tampoco hay que olvidar a los que los sufren a diario.
Ni los asesinatos de ETA, ni el atentado al restaurante "El descanso", el 11-M ni las Ramblas nos harán cambiar. Aquellos días fueron duros, dolorosos e incomprensibles, pero como bien hemos visto, España, unida, jamás será vencida.







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